Aunque durante las últimas décadas el número de accidentes, de heridos y de fallecimientos en las carreteras españolas ha descendido de manera muy evidente, lo cierto es que, de la totalidad de los accidentes que se producen en este ámbito, el 50% son provocados por conductores que deciden ponerse al volante cuando están bajo los efectos del alcohol o de otras sustancias.
Por este motivo, la Dirección General de Tráfico (DGT) y sus agentes implicados llevan décadas de trabajo imponiendo limitaciones y sanciones para reducir a cero la cifra de conductores que se decidan ponerse al volante en estado de embriaguez. Las herramientas que dispone la Jefatura Central de Tráfico son los controles de alcoholemia, que son pruebas en las que los agentes de tráfico (La Policía y la Guardia Civil) utilizan para detectar cuando un conductor se encuentra bajo los efectos del alcohol y de otras drogas.
Por lo tanto, los controles de alcoholemia son una herramienta preventiva que se suele realizar con la finalidad de concienciar a los conductores para que no piensen en conducir si han bebido alcohol. El objetivo final es, por lo tanto, evitar que ocurran accidentes por esta causa. Ahora bien, en este artículo te vamos a explicar todo lo relacionado con los controles de alcoholemia para que seas consciente de la legalidad, de los procedimientos y de cómo defender tus derechos en el caso que consideres que se te ha tratado de manera injusta o desproporcionada por los agentes de tráfico.
Lo primero que debes tener en cuenta es que la absorción del alcohol y de su presencia en sangre se puede deber a muchos factores distintos. Por ejemplo, si hemos bebido más rápido, la cantidad de alcohol que pasa a la sangre es mayor, pero esto también depende de si has bebido con el estómago vacío o lleno.
Del mismo modo, aunque dos personas hayan bebido la misma cantidad de alcohol, pueden influir otros rectores que pueden hacer que la cantidad de alcohol en sangre sea menor o mayor, como, por ejemplo, el género. Esto se debe a que las mujeres suelen presentar tasas de alcoholemia más altas, pero también depende cómo sea la complexión corporal de las personas.
Es decir, que las personas más corpulentas suelen presentar concentraciones de alcohol en sangre y en aire espirado más bajas que las personas más delgadas. Asimismo, hay más factores que pueden influir, como el estrés, la ansiedad, si estamos cansados o tenemos sueño e incluso la ingesta de determinados medicamentos.
Ahora bien, si has dado positivo en alcoholemia, pueden darse distintos escenarios posibles, dependiendo de la cantidad de alcohol presente en sangre. De hecho, esta cantidad puede marcar la diferencia entre enfrentarte a una sanción o a un delito contra la seguridad de tráfico que puede llegar a incluir penas de prisión y la retirada del carnet de conducir. Ten en cuenta que el alcohol altera tu percepción de la realidad, ralentiza el tiempo de reacción y los reflejos cuando estás al volante.
Aportando más información al punto anterior, podemos decir que las consecuencias legales de las tasas de alcoholemia pueden variar dependiendo de la cantidad de alcohol en sangre que haya aparecido en el test de alcoholemia y puede considerarse o bien una sanción administrativa o un delito contra la seguridad vial.
Entrando en materia, podemos decir que, para todos los conductores, si la tasa de alcoholemia se encuentra entre 0,26 mg/l y los 0,50 mg/l en aire espirado, se considera una sanción administrativa con una multa de 500 euros y la pérdida de hasta 4 puntos del carnet. Si la tasa es superior a 0,50 mg/l pero no llega a 0,60 mg/l en aire espirado, a pesar de que sigue considerándose una sanción, esta es más grave y puede conllevar una multa de hasta 1000 € y la pérdida de 6 puntos del carnet de conducir.
Ahora bien, si te preguntas qué pasa si das positivo en alcoholemia y la cantidad de alcohol en sangre es de 0,60 mg/l o superior, en aire espirado, en este caso te enfrentas a una situación más grave, ya que esta cantidad se encuentra tipificada en el Código Penal y supone un delito contra la seguridad vial.
En este caso, te puedes enfrentar a penas de prisión de entre 3 y 6 meses, trabajos a la comunidad y multas económicas bastante elevadas, incluyendo la retirada del carnet de conducir entre uno y cuatro años. Por ello, desde Garanley siempre recomendamos pensar dos veces en las consecuencias antes de ponerse al volante en estado de embriaguez.
Conducir bajo la influencia del alcohol es, sin lugar a dudas, una práctica muy peligrosa que no sólo pone en peligro la vida del conductor ebrio, sino de las otras personas con las que comparte la carretera. Por este motivo, en el Código Penal se establecen penas de reincidencia.
Así pues, si el agravante de reincidencia se aplica en más de 3 ocasiones por el mismo delito, la pena que se aplica es la máxima, es decir, la pena de prisión de 6 meses, las multas de 12 meses, los trabajos a la comunidad e incluso la retirada del carnet de conducir de 4 años. Si las penas por los delitos cometidos se acumulan y superan los dos años y medio de cárcel, además, deberás cumplir todo ese tiempo en la prisión.
Siempre y cuando un agente de tráfico te pida que realices un test de alcoholemia no debes negarte, ya que estás totalmente obligado a hacerlo. Al negarte, puedes cometer un delito de desobediencia civil y comportar una pena de entre 6 meses y 1 año de prisión y la retirada del carnet entre 1 y 4 años.
Además, después de negarte, tendrás que hacerte la prueba igualmente y, si das positivo, las sanciones y los delitos se podrán sumar. Sin embargo, si no estás de acuerdo con el resultado, tienes derecho a pedir una repetición de la prueba o una nueva prueba que mida la cantidad de alcohol en sangre. Por este motivo, desde Garanley, como abogados para alcoholemias especializados, siempre recomendamos hacerte el test siempre que los agentes de tráfico te lo pidan.
Cuando los agentes de tráfico te multan por haber dado positivo en el control de alcoholemia, puedes recurrir la multa, pero si desestiman el recurso, estás completamente obligado a pagarla. De no hacerlo, la Agencia Tributaria puede iniciar un procedimiento sancionador que puede terminar con el embargo de los bienes de la persona que ha cometido el delito hasta que se salde la deuda.
Además, también existen otro tipo de multas penales, que son las que impone un juez y cuyo impago se traduce en algo más que un simple embargo: dependiendo de los días que han pasado sin pagar, se van sumando días de prisión. Por ello, debes tener cuidado si no quieres terminar perdiendo tus bienes muebles e inmuebles o el dinero de tu cuenta corriente mes a mes.
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