La reducción de la jornada laboral es un derecho reconocido en la legislación española que permite a los trabajadores ajustar sus horarios de trabajo a sus necesidades personales, familiares o de salud. En términos generales, podemos decir que consiste en una disminución de las horas de trabajo en comparación con las que trabajaría a una jornada a tiempo completo.
Esta reducción puede ser temporal o permanente y tiene como objetivo facilitar la conciliación entre la vida laboral y los compromisos personales de los empleados. Sin embargo, a pesar de que este derecho está amparado por la ley, su solicitud y aplicación pueden generar conflictos entre empleados y empresas, por lo que, en algunos casos, es necesario recurrir a un abogado especializado en derecho laboral. Sigue leyendo este artículo si quieres conocer más datos al respecto de la reducción de la jornada laboral y cómo reclamar tus derechos.
Según el artículo 37.6 del Estatuto de los Trabajadores, todas las personas que trabajan por cuenta ajena tienen derecho a solicitar una reducción de jornada siempre y cuando exista un motivo justificado. Entre las causas más comunes que podemos citar se encuentra la necesidad de cuidar a una persona a su cargo, como, por ejemplo, hijos menores de 12 años, personas con discapacidad, el cónyuge, pareja de hecho o familiares hasta el segundo grado de consanguinidad.
Ahora bien, es necesario tener en cuenta que, en caso de que se conceda dicha reducción de jornada, el salario debe disminuir de manera proporcional a la jornada reducida, con un mínimo del 12,5% (un octavo) y un máximo del 50%. Las empresas tienen la obligación de analizar estas solicitudes de una manera razonable y aplicarlas, pero es cierto que pueden limitar su concesión si varias personas del mismo equipo la solicitan simultáneamente y ello pudiera afectar al funcionamiento del negocio.
Para formalizar la solicitud, cualquier empleado que esté interesado en reducir su jornada laboral debe presentar una petición por escrito con al menos 15 días de antelación, especificando las razones, el nuevo horario propuesto y la duración estimada de la reducción. Además, es importante señalar que, en ciertas circunstancias, las empresas también pueden imponer reducciones de jornada por razones económicas, técnicas, organizativas o de producción mediante un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) o un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
Tal como hemos indicado más arriba, la reducción de jornada debe estar motivada por razones de peso, ya sea por decisión del trabajador o por parte de la empresa. Si no existe una razón que permita justificar la reducción, ésta no procede. Entre los supuestos que dan derecho a solicitarla se encuentran los siguientes:
En estos casos, la empresa debe analizar la solicitud y, en la mayoría de los supuestos, concederla si se cumplen los requisitos legales.
Si bien el derecho a la reducción de jornada está regulado por la legislación, existen ciertos motivos para denegar una reducción de jornada por parte de la empresa. Entre los más frecuentes se encuentra, por ejemplo, la falta de antigüedad, ya que, para solicitarlo la persona que lo solicita debe haber trabajado, al menos, los 12 meses previos en la empresa.
Uno de los principales motivos que existen para denegar una reducción de jornada es la ausencia de una causa justificada. Como hemos comentado, la reducción de jornada no se puede solicitar sin aportar un motivo legalmente válido. Del mismo modo, si esta reducción pudiera tener un impacto negativo en el funcionamiento de la empresa de una manera demostrada y objetiva, la empresa puede negarse de manera justificada.
Dentro de este caso, se puede dar el caso de que varias personas hagan la solicitud de forma simultánea. En este caso, se sobreentiende que esto puede comprometer seriamente la actividad empresarial, por lo que la empresa puede aplicar limitaciones. Del mismo modo también pueden existir restricciones aplicadas por contrato. Es decir, que es importante tener en cuenta que algunos contratos laborales o incluso algunos convenios colectivos pueden establecer limitaciones en relación con la reducción de jornada.
Ahora bien, en el caso de que una empresa deniegue la solicitud a un trabajador sin aportar una causa justificada, el empleado tiene derecho a impugnar la decisión ante los tribunales de lo social. En estos casos, es recomendable que cuentes con el asesoramiento de profesionales de la materia, como nuestros abogados laboralistas en Barcelona de Garanley, que pueden analizar la situación y emprender las acciones legales correspondientes para garantizar que se respeten sus derechos.
A pesar de que la legislación actual, en nuestro país, protege el derecho a la reducción de jornada de los trabajadores, es cierto que pueden surgir conflictos entre la empresa y el trabajador por este motivo. Sin embargo, te recomendamos buscar asesoramiento legal especializado, por ejemplo, si existe una negativa injustificada, por ejemplo, en el caso de que la empresa haya rechazado tu solicitud sin una razón válida o argumentando motivos ambiguos.
Del mismo modo, si la empresa realiza una modificación unilateral de condiciones sin tenerlo en cuenta contigo es recomendable contactar con un abogado especializado en la materia. Además, en el caso de que la empresa haya adoptado medidas disciplinarias o decida despedirte como represalia por haber solicitado trabajar menos horas para conciliar de manera justificada debes acudir a un abogado laboralista, ya que tienes derecho a la reducción de la jornada laboral.
Del mismo modo, también debes reclamar si detectas que la empresa te trata de manera desfavorable a ti o a cualquier empleado por ejercer su derecho a la reducción de jornada. En este sentido, contar con el apoyo de un abogado especializado en derecho laboral puede ayudar a mediar en la negociación con la empresa, presentar una reclamación formal y, si es necesario, acudir a los tribunales para hacer valer tus derechos como persona que trabaja por cuenta ajena.
En definitiva, podemos decir que la reducción de jornada es un derecho que permite a los trabajadores conciliar su vida personal y profesional. Sin embargo, su aplicación no siempre es sencilla y, en algunos casos, pueden surgir conflictos con las empresas. En estos casos, contar con el apoyo de un abogado especializado, puede ser determinante para garantizar tus derechos.
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