El estrés como accidente de trabajo

El estrés laboral es un mal que se incrementa con fuerza en la sociedad de nuestros días. Cada vez más resoluciones judiciales consideran estos casos como accidentes de trabajo, a pesar de que hasta hace poco tiempo se excluían del cuadro general de enfermedades profesionales.

En el mundo en el que vivimos, cada vez son más usuales los casos de estrés laboral. Probablemente conozcas más de una historia de este tipo entre tus familiares o amigos. Se trata de un estado de tensión personal propio de las sociedades avanzadas, donde la presión en el ámbito de trabajo puede llegar a producir saturación física y mental en los empleados. Sus consecuencias afectan a la salud y al entorno de los trabajadores que lo padecen.

Esta afección aparece cuando las exigencias laborales superan la capacidad para hacerlas frente o controlarlas por parte de la persona. Puede manifestarse de manera leve (irritabilidad, agotamiento…) o grave (infarto, ictus…).

El estrés en el trabajo se asocia con un descenso en la productividad del empleado aquejado y con un daño serio en su calidad de vida. En muchos casos, desemboca en baja o accidente laboral.

Jurisprudencia relacionada con el estrés como accidente laboral

Durante mucho tiempo, el estrés no ha estado incluido en el cuadro de enfermedades profesionales, aunque poco a poco se va reconociendo como accidente laboral.

Una de las últimas sentencias en las que el estrés se ha reconocido como accidente laboral ha sido la del Juzgado de lo Social nº 3 de Bilbao. En la misma, se estipula como accidente de trabajo el estrés post-traumático que padeció una empleada de banca, víctima de un atraco el 19 de julio de 2001. El hecho ocurrió en Durango (Vizcaya) y, en el desarrollo del mismo, la trabajadora fue amenazada con un arma de fuego. El Servicio Vasco de Salud determinó que la vida de la víctima está condicionada por el miedo a sufrir otra agresión similar. La resolución concluyó que la entidad financiera debió modificar y adecuar correctamente las condiciones laborales de la mujer. Al no realizarlo, la salud de ésta empeoró.

En 1999, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco dictó una sentencia, en la que se reconoció el estrés laboral de un empleado de taller como accidente de trabajo. Las conclusiones de esta resolución judicial son extrapolables a otras profesiones.

En 1998, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León consideró un intento de suicidio como accidente de trabajo. Se estimó que el estrés laboral empujó al empleado a quitarse la vida. El hombre contaba con 18 años de experiencia en la empresa e ingirió una botella de arsénico, que finalmente no le causó la muerte, porque se sentía responsable de la grave situación económica por la que atravesaba la compañía.

Por otro lado, la Sala Primera del Tribunal Supremo ha concluido que un infarto, sufrido como consecuencia de un fuerte estrés laboral, también debe considerarse accidente de trabajo. En la resolución que avala esta conclusión quedó demostrada la relación de causalidad entre la cardiopatía y el agotamiento físico e intelectual generado en el afectado.

El Juzgado de lo Social nº 11 de Sevilla sentó precedente en 2012, al considerar como accidente laboral un derrame cerebral sufrido por un trabajador debido al estrés acumulado, a pesar de que la víctima se encontraba fuera del horario de trabajo (fin de semana).

Evaluación

Para determinar si padeces o no un estrés laboral, un perito psicólogo realizará un estudio para adivinar los posibles motivos de tu estado. Se trata de evitar las simulaciones y la exageración de síntomas. Una vez conocidas las causas del estrés, habrá que examinar si las mismas se incluyen dentro de los estresores objetivos o subjetivos. Los primeros pueden percibirse por sujetos externos a la organización y juegan un papel relevante en la evolución del estrés en la persona. Por su parte, los subjetivos se refieren a la valoración interna que cada individuo realiza en torno a los estresores objetivos, teniendo en cuenta los recursos de los que dispone para combatirlos.

Para que el estrés sea calificado como accidente de trabajo debe estar generado por uno o varios estresores objetivos. Éstos deben configurarse como necesarios y suficientes para originar el correspondiente cuadro de estrés laboral.


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