Despidos improcedentes: causas y recursos legales

El despido se produce cuando un empresario toma de manera unilateral la decisión de terminar la relación laboral que había sido acordada entre ambos por medio de un contrato. Ahora bien, este tipo de despido se puede deber por causas disciplinarias u objetivas. En el primer caso se da cuando la finalización de la relación laboral se da por causas ajenas al trabajador.

Aquí podemos encontrar algunas causas, por ejemplo, un descenso importante en el número de ventas o de pedidos, ya que la culpa no recae en el trabajador. En el segundo caso, en cambio, la culpa sí que se considera que es del propio empleado. Por ejemplo, se puede dar por un descenso importante y continuado del rendimiento, por generar disputas y conflictos.

También puede darse un despido objetivo por actuar de manera temeraria o bajo los efectos del alcohol o de las drogas a pesar de encontrarse en un puesto de trabajo en el que existen riesgos para sí mismo y para los demás empleados. No obstante, cualquiera de estos dos tipos de despido puede ser considerados como procedentes, nulos o improcedentes con posterioridad. 

Ahora que sabes, en términos generales cómo se puede producir un despido improcedente, vamos a explicarte todo lo relacionado con este tipo de despidos para que sepas por qué causas se pueden declarar como tal y de qué recursos legales dispones para reclamar la improcedencia de los mismos. Sigue leyendo para obtener más información acerca de estas cuestiones. 

Despidos improcedentes: causas

Como hemos comentado anteriormente, tanto un despido por causas objetivas como disciplinarias pueden ser declarados despidos improcedentes. Esto quiere decir que las razones por las que este se ha producido no están justificadas. Esto puede suceder porque la destitución no se ha producido de acuerdo con las leyes y a la normativa en la forma y en los plazos establecidos por ley. 

Por ejemplo, si un empresario despide a un trabajador verbalmente y no le da la carta de despido correspondiente, es improcedente. Del mismo modo, también es declarado como tal si la empresa no le otorga al trabajador cesado la indemnización y el finiquito que le corresponde al finalizar la relación laboral. 

Otro motivo puede ser que el empresario no pueda acreditar realmente que el despido se haya producido por las causas que ha alegado y no se puede comprobar que sea real por falta de pruebas. De la misma manera, si se demuestra que la empresa miente o si se considera que la falta del trabajador no es tan grave, si se demuestra que los superiores no han dado la formación necesaria para realizar sus labores, también sería considerado como despido improcedente. Por lo tanto, en todos estos casos el despido queda declarado como improcedente y, a partir de este momento se considera como tal.

¿Qué consecuencias tienen los despidos improcedentes?

Cuando un empresario despide a uno de sus trabajadores, este debe abandonar su puesto de trabajo de forma obligatoria e inmediata. Se rompe el contrato y las relaciones laborales entre este y la empresa se dan por finalizadas. Ahora bien, una de las consecuencias de los despidos improcedentes es que el empleado debe recibir la indemnización a la que tiene derecho por ley, aunque también existe la posibilidad de ser remitido en el mismo puesto de trabajo. Vamos a ver, a continuación, qué puede ocurrir en cada uno de estos casos.

Indemnización por despidos improcedentes

Se trata, como he visto, de una de las principales consecuencias de que un despido sea declarado como improcedente y la indemnización que se le debe dar al empleado es de 33 días de salario por año de servicio hasta un máximo de 24 mensualidades si el contrato se ha celebrado antes del 12 de febrero de 2012. 

Con anterioridad a esta fecha, se cobraba hasta 45 días por año trabajado con un máximo de 42 mensualidades. En caso de haberse celebrado el contrato, por ejemplo, con un año anterioridad al 12 de febrero de 2012, y el despido, en 2014, se deben hacer dos cálculos por cada uno de los períodos y, por último, sumarlos para obtener la cuantía total, En todo caso, la cantidad que se cobra es mucho más elevada que la que se recibe en caso de despido procedente, que se encuentra en 20 días por año trabajado hasta 12 mensualidades. 

Readmisión por despidos improcedentes

Se trata de la otra opción que tiene lugar como consecuencia de los despidos improcedentes. Cuando un empresario despide a un empleado, este pasa a encontrarse en situación legal de desempleo y, hasta que un juez dicta sentencia, puede pasar un tiempo. No obstante, si la cuantía que la empresa debe pagar al trabajador en caso de despido improcedente es demasiado elevada puede tomar la decisión de admitir a la persona en el mismo puesto y con las mismas condiciones, aunque, para ello, debe pagarle los salarios de tramitación. 

Estos son los días de trabajo que el trabajador ha dejado de percibir desde el momento en que fue despedido hasta que se vuelve a incorporar en su puesto de trabajo. Por supuesto, si es readmitido, el empleado debe devolver la indemnización que había recibido. Asimismo, el trabajador se puede negar a volver a su puesto de trabajo, por lo que, en este caso este no sólo no debe devolver dicha indemnización, sino que debe cobrar la diferencia que le corresponde por una indemnización por despido improcedente. 

¿Qué recursos legales existen en los despidos improcedentes?

Cuando un trabajador es despedido, el empresario puede reconocer, directamente y en la carta de despido, que el despido es improcedente. En este caso, la empresa debe abonar la indemnización para dar por finalizada la relación laboral entre ambas partes. En este caso no es necesario recurrir a la vía judicial.

No obstante, las cosas no suelen ocurrir de esta forma tan pacífica, sino que, en muchas ocasiones, el empresario realiza un despido objetivo o disciplinario con la intención de pagar una indemnización más baja. Si el trabajador no está de acuerdo con las causas del despido, debe firmar el documento y escribir “no conforme” al lado de la firma. 

Cuando esto ocurre, el empleado puede acudir al SMAC (Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación), para intentar alcanzar un acuerdo con la empresa. Este procedimiento con carácter mediador y no judicial, recibe el nombre de “Acto de conciliación”. De este modo, el empresario puede volver a considerar su postura y admitir que el despido ha sido improcedente para no tener que ir a juicio. Si lo hace, tan sólo debe pagar al trabajador la indemnización que le corresponde y se da por zanjado el problema.

No obstante, en muchos casos, esto no sucede de esta manera, sino que no se llega a ningún acuerdo entre ambas partes. En este punto, todavía existen recursos legales por los que el trabajador puede continuar reclamando lo que le pertenece, como, por ejemplo, optar por la vía judicial y presentar una demanda. Si es admitida, se debe celebrar un juicio y, en este caso, el juez será quien declare la improcedencia del despido. En caso de que sea declarado como tal, la empresa deberá abonar la indemnización que le corresponde al empleado. 

Ejemplos de despidos improcedentes reales

Como hemos comentado en los apartados anteriores, son varias las causas por las que un despido puede ser considerado como improcedente. Por ello, a continuación, te vamos a mostrar algunos ejemplos de despidos improcedentes reales que se han dado en nuestro país durante los últimos años. 

Por ejemplo, podemos citar el caso de un trabajador que fue despedido de forma disciplinaria por haber sido pillado fumando en su puesto de trabajo. En este caso, la Sala de lo Social del Tribunal Supremo consideró que la conducta del trabajador no era lo bastante grave como para justificar un despido disciplinario. 

En otro caso, otro empleado de una empresa determinada fue despedido y en la carta de despido las razones eran muy ambiguas. Al recurrir ante el SMAC y no llegar a un acuerdo, el afectado recurrió por la vía judicial. En el juicio se demostró que las razones del despido eran falsas. Por este motivo, el juez obligó a indemnizar al trabajador y abonar los salarios de tramitación. 

Otro de los ejemplos de despidos improcedentes lo encontramos a continuación. En este caso, una trabajadora fue despedida por causas objetivas en su empresa tras haber denunciado una situación irregular en la empresa en la que trabajaba. Al optar presentar una demanda por la vía judicial, el juez declaró el despido como improcedente, al considerar que había sido una represalia por haberse atrevido a denunciar que las condiciones laborales de la empresa eran irregulares. La empresa tuvo que abonar más de 60.000 euros como indemnización más los salarios de tramitación.

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