En el siglo XXI, la llegada de las nuevas tecnologías está transformando la forma en que vivimos, en que nos comunicamos y cómo nos relacionamos socialmente y con el entorno que nos rodea. Por supuesto, debemos admitir que la rama del derecho que incluye las herencias y sucesiones no ha sido ajena a este cambio. Tradicionalmente, todos estos procesos se llevaban a cabo de manera presencial y únicamente en papel.
Obviamente, esto tenía ciertas desventajas, ya que muchas veces los procesos se volvían tediosos y costosos. Sin embargo, con los nuevos avances y con el desarrollo de tecnologías más potentes, ahora es posible realizar trámites y gestionar herencias de forma más eficiente y accesible para la mayor parte de la población.
Las plataformas digitales, los sistemas de almacenamiento en la nube y la firma electrónica han simplificado y agilizado el proceso de sucesiones y herencias, permitiendo una mayor rapidez y seguridad en la transmisión de bienes y patrimonios. Además, la posibilidad de realizar testamentos y documentos legales en línea ha democratizado el acceso a estos servicios, lo que facilita el hecho de poder ejercer el derecho a decidir sobre el legado.
Sin embargo, es importante destacar que la tecnología no ha eliminado la importancia de contar con el asesoramiento de los abogados de herencias y sucesiones. Al contrario, su papel se ha vuelto más relevante que nunca para entender y aplicar los cambios legales y tecnológicos, como, por ejemplo, pueden ser los activos virtuales, que incluyen las propiedades personales que se encuentran dentro de las redes sociales que utilizamos de manera habitual, como Instagram, Facebook, Twitter -ahora llamado X-, Tiktok, YouTube, etc. Por este motivo, en este artículo vamos a hablar sobre este tema relativo a la digitalización y los activos virtuales en la nueva era digital.
En rasgos generales, podemos decir que los activos virtuales son aquellas propiedades o bienes que existen de forma intangible en el mundo digital. Se trata de un término muy amplio que engloba una gran variedad de elementos. Entre ellos, podemos incluir las criptomonedas, los dominios web, la propiedad intelectual, el contenido digital, entre otros. A pesar de no tener una forma física, estos activos tienen un valor económico o patrimonial real y, por lo tanto, pueden ser objeto de transacciones comerciales.
Por ejemplo, podemos hacer referencia a todas las fotografías, vídeos o escritos que ha subido un usuario a una red social o página web a lo largo de su vida. Sus sucesores tienen derecho a heredar y a decidir qué hacer con estos activos. Por ejemplo, hay personas que deciden mantener activas las redes sociales después del fallecimiento para continuar con su legado, especialmente, si esta era la última voluntad de la persona fallecida.
También se pueden incluir piezas sujetas a la propiedad intelectual que hayan sido subidas a plataformas streaming, como, por ejemplo, piezas musicales o podcasts subidos a Spotify o Apple Music, entre otros. Por lo tanto, es entendible que estos activos pueden ser sujetos a la compra venta, cesión, distribución o arrendamiento por parte de sus herederos antes de que pasen a formar parte del dominio público pasados los años correspondientes tras la muerte del autor.
Ahora que tienes una idea general de qué son los activos virtuales, podemos decir que, con el avance de la tecnología y el aumento del uso de internet, estos han ido cobrando, poco a poco, una mayor importancia en el mundo económico y legal. Sin embargo, su naturaleza intangible plantea algunas problemáticas en cuanto la gestión y regulación de los mismos.
Esto es especialmente problemático cuando nos referimos al campo de las herencias y de las sucesiones. En este sentido, es necesario poner la situación en contexto, ya que la digitalización y el surgimiento de los activos virtuales es un tema todavía muy nuevo y reciente. Por ello, todavía existen vacíos legales debido a la falta de regulación adecuada para estos casos.
Así pues, es posible que, por desconocimiento, surjan conflictos entre los herederos y la distribución de los activos virtuales en el contexto de una sucesión o herencia sea un asunto un poco más complejo que en el caso de los bienes tangibles. Por ello, es importante contar con un abogado experto en herencias y activos virtuales para encontrar una solución de la manera más rápida y eficiente posible que garantice tus derechos como heredero o heredera.
La herencia digital es algo similar a lo que ocurre con los activos virtuales, pero estos no tienen que estar únicamente subidos a ninguna plataforma online. De esta manera, podemos decir que la herencia digital son todos los datos electrónicos que quedan en el disco duro o en internet (que son activos virtuales) una vez ha fallecido. Aquí se incluyen las cuentas electrónicas, como las de la banca online, los servicios de pago, tiendas online, servicios streaming, o las cuentas de Google o de Apple.
Dentro de la herencia digital se incluyen los perfiles que tenía en las redes sociales y en plataformas de propiedad intelectual, como Facebook Tiktok, YouTube, LinkedIn, Google, WhatsApp, Instagram, Twitter (X), SGAE, etc. Del mismo modo, también se tienen en cuenta las cuentas de correo electrónico, o los accesos a las plataformas online, las licencias y propiedades digitales, como, por ejemplo, una licencia de uso de un programa de edición de sonido o imagen, etc.
Por último, también se consideran como parte de la herencia digital los ordenadores portátiles o de sobremesa, las tablets, smartphones, discos duros, dispositivos USB, CDs, reproductores multimedia, etc.
Es importante, sobre todo, para nuestros herederos, ya que, aunque no solemos pensar en ello, a lo largo de nuestra vida, dejamos una huella bastante grande en el mundo digital y, por así decirlo, también dejamos parte de nuestra vida a través de fotografías, vídeos, grabaciones de voz, material artístico, etc. Por ello, es crucial facilitar las contraseñas a nuestros herederos en un determinado momento, para que tengan acceso a ellas si es necesario para gestionar todo el material post mortem.
Obviamente, sabemos que es un tema que puede resultar complicado y controvertido y que, pese a que la última voluntad de la persona fallecida sea que sus perfiles en las redes sociales sigan abiertos, puede entrar en conflicto con el duelo y la exposición mediática de los familiares, por lo que pueden decidir libremente qué hacer con los activos virtuales.
En definitiva, podemos decir que, en el siglo XXI, la revolución digital ha tenido repercusión en cuanto a las herencias y los activos virtuales. La gestión del legado digital presenta desafíos legales y éticos, desde perfiles en redes sociales hasta lo relacionado con la propiedad intelectual y las regalías. La falta de regulación específica hace que, de momento, sea un ámbito complejo que necesita de un mayor asesoramiento legal. Por ello, el hecho de reconocer y planificar la herencia digital es un tema esencial para facilitar las tareas a los herederos y hacer que el acceso y la toma de decisiones sobre el legado digital sean mucho más sencillas.
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