La responsabilidad civil por daños está regulada en el artículo 1.902 del Código civil, que indica que
“El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado».
Está claro que, según esta definición, cualquier persona, a lo largo de su vida, puede causar daño a otra, sea de forma voluntaria o bien por negligencia u omisión en el cumplimento de sus deberes u obligaciones.
Dichas obligaciones se crean a raíz de un contrato o de forma independiente a los acuerdos entre las partes. En este caso el origen de la obligación es el daño ocasionado.
Resumen del artículo
Responsabilidad civil: contractual y extra contractual
Encontramos ejemplos de responsabilidad civil originada por contrato en las profesiones liberales. Podría ser el caso de un médico que no ha podido sanar a un paciente a pesar de haber actuado de la manera correcta y con el esfuerzo necesario.
Para que el médico en el ejemplo sea legalmente responsable del daño ocasionado, es necesario probar que actuó con negligencia y hubo mala praxis.
Otro caso puede ser el de un arquitecto que no entrega los planos que se le había comisionado, incumpliendo así las obligaciones contractuales.
Por otro lado, se habla de responsabilidad extra contractual cuando nace de una acción ilícita intencional o debida a negligencia. En estos casos puede que derive también en responsabilidad penal.
Vemos entonces que, el perjuicio causado a otra persona no siempre tiene origen de una actuación voluntaria o demostrable y la única manera de evitar la responsabilidad es demostrar que ha habido una causa fortuita. Es el caso típico de la responsabilidad civil del seguro de vehículos a motor.
Las sanciones por responsabilidad civil no prevén multas, inhabilitación o reclusión, como en el caso de la responsabilidad penal, siempre que el responsable pruebe que su incumplimiento se debió a un caso fortuito o de fuerza mayor.
Responsabilidad civil: cómo tutelarse
La contratación de un seguro de responsabilidad civil permite a las personas de desempeñar sus actividades sin el temor de que sus actuaciones puedan ponerlas en la situación de perder su patrimonio para compensar los daños ocasionados.
Con este tipo de seguros, el pago de las indemnizaciones derivadas de reclamaciones de un tercero por responsabilidad del asegurado, se trasladan a la compañía aseguradora, que se sustituye a la persona física o empresa responsable legalmente frente al tercero, y asume el pago de las indemnizaciones.
Si tiene algún problema donde le involucren en una responsabilidad civil, lo mejor que puede hacer es ponerse en contacto con un abogado especialista en derecho civil.